miércoles, 6 de noviembre de 2019

Reseña: La Milla Verde. Stephen King.

La milla verdeTítulo: La Milla Verde
Título original: The Green Mile
Autor(a): Stephen King
Año: 1996
Género: Thriller. Terror.

Puntuación: 5/5



SINOPSIS

Octubre de 1932, penitenciaría de Cold Mountain. Los condenados a muerte aguardan el momento de ser conducidos a la silla eléctrica. Los crímenes abominables que han cometido les convierten en carnaza de un sistema legal que se alimenta de un círculo de locura, muerte y venganza. Y en esa antesala del infierno Stephen King traza una pavorosa radiografía del horror en estado puro.



RESEÑA

Una de mis películas favoritas de todos los tiempos es La Milla Verde, protagonizada por el magnífico Tom Hanks. Y cuando me enteré que esta película era la adaptación de una de las novelas del rey del terror y uno de mis autores preferidos, Stephen King, supe que acabaría leyéndola.

En 1932, Paul Edgecomb es el jefe del bloque E, el de los condenados a muerte, en la penitenciaría de Cold Mountain, en Louisiana. Junto con sus compañeros Harry, Brutus, Dean y el recién asignado Percy, eran los encargados de supervisar a aquellos criminales condenados a morir en la silla eléctrica, la Freidora, como la llamaban los internos. Debido al color verde de los suelos, el pasillo de la muerte se denominaba la Milla Verde, y esos últimos metros eran lo que separaba a los reos de su ejecución. Ese mes de Octubre vivieron allí tres presos: el pequeño y miedoso francés Eduard Delcroix, el salvaje y cruel William Wharton, y el misterioso y taciturno gigante John Coffey.

Paul Edgecomb en la milla verde. Escena de la película.

Muchos años han pasado desde aquel mes de Octubre, pero Paul Edgecomb, que vive ahora en una residencia de ancianos, no puede olvidar los sucesos de aquel otoño que cambiaron su vida y la de tantos otros. Así que decide contar su historia: desde que el enjuto Delacroix entró en la milla, pasando por las dificultades con el cretino de Percy Wetmore y la aparición del asombroso ratón amaestrado llamado "Cascabel", hasta la llegada de John Coffey y después de William Wharton o Billy el Niño, como le gustaba llamarse a sí mismo. Además, en ese tiempo Paul sufría una terrible infección de orina y a la mujer del alcaide Moores le acababan de diagnosticar un tumor cerebral que era inoperable; y todas esas pequeñas cosas contribuyeron a que la historia sucediera tal como escribe Paul en su vejez.

"En cuanto a Coffey, era muy probable que ya hubiera olvidado el incidente. Al fin y al cabo, no era más que un canal, y ninguna alcantarilla del mundo recuerda el agua que ha pasado por ella una vez que ha dejado de llover. De modo que resolví no mencionar el tema, sin saber que muy pronto contaría la historia y a quién se la contaría."

La llegada de John Coffey trastornará la vida de Paul para siempre. El gigantesco recluso negro es dócil y algo lento de pensamientos, y aunque no parece capaz de hacer daño ni a una mosca, ha sido acusado de la violación y asesinato de dos niñas, hermanas gemelas. Coffey dice que intentó ayudar, pero era demasiado tarde. Paul sólo quiere mantener el orden en su pabellón y ayudar a los condenados a muerte a pasar los últimos días de su vida tranquilos y confortables, pero siente una curiosidad peculiar por la historia y el comportamiento de Coffey. Pronto descubre que John Coffey tiene habilidades especiales, sobrenaturales e inexplicables, y que tiene una capacidad innata para hacer el bien.

John Coffey. Escena de la película.

Stephen King tenía la idea de una historia en el pasillo de la muerte desde hacía años, pero estaba metido en tantos proyectos que nunca tenía tiempo de sentarse a escribirla. Así que cuando le ofrecieron publicar una novela por entregas, decidió, con gran valentía, escribir este magnífico libro sobre la marcha. Así, la Milla Verde fue publicada en 1996 en seis volúmenes: Las gemelas asesinadas, Un ratón en el pasillo, Las manos de Coffey, Una ejecución espeluznante, Viaje nocturno y La hora final de Coffey. ¿Os imagináis la tortura de tener que esperar a la siguiente entrega para continuar con la historia?

"-Que vamos a matar a un elegido de Dios -respondió-. A alguien que nunca hizo daño a nadie. ¿Qué podré decir en mi favor cuando me encuentre con el Creador y me pida explicación, qué le diré? ¿Que era mi trabajo, mi obligación?"

Cuando empiezas a leer esta historia, te das cuenta de que es una obra completamente diferente a lo que Stephen King nos tiene acostumbrados. Hay parte sobrenatural, hay escenas que te ponen los pelos de punta y hay una trama oscura de fondo, pero no es una novela de angustia y de terror como en la que se basan muchos de sus libros. En esta ocasión, Stephen King es capaz de aunar la ternura de algunas de sus escenas con la crudeza de muchas otras, en especial las relacionadas con los asesinatos y con las ejecuciones en la silla eléctrica. De forma sutil, cuestiona la legitimidad de la pena de muerte y el poder de arrebatar una vida justificando el hecho por los crímenes cometidos, a la vez que evidencia las diferencias raciales que aún persistían en la época. Además, el rasgo sobrenatural de este libro se confunde con cierta espiritualidad y con la convicción religiosa de muchos de los personajes.

Escena de la película
Como suele suceder, los personajes son el núcleo de la novela, pero arropados por una ambientación cuidada y una trama exquisita en plena Gran Depresión de manera que te transportan a cada uno de los escenarios en los que sucede la historia: las celdas de la milla verde, el almacén donde se encuentra la vieja Freidora, la residencia de ancianos donde Paul escribe sus memorias... La pluma de Stephen King desarrolla los personajes de una manera magistral, incidiendo en la naturaleza confiada de Paul, en la capacidad mental de un niño de Coffey, en la envidia y la soberbia del rencoroso Percy, y en la auténtica maldad del despiadado William Wharton. Stephen King crea un perfil psicológico complejo para cada uno de ellos, especialmente para John Coffey, el personaje más bondadoso y que más me ha hecho llorar.

"Estoy cansado del dolor que siento y oigo, jefe. Estoy cansado de vagar por las calles, solo como un tordo bajo la lluvia, sin nadie que me acompañe o me diga adónde vamos y por qué. Estoy cansado de ver que las personas son malas unas con otras. Es como si tuviera trozos de vidrio en la cabeza. Estoy cansado de las veces que intenté ayudar y no lo conseguí. Estoy cansado de la oscuridad y, sobre todo, del dolor. Es demasiado. Si pudiera, acabaría con él, pero no puedo."

Lo malo de haber visto antes la película es que pierdes esa capacidad de imaginarte los personajes y las escenas a tu manera, y en mi caso sólo podía pensar en el serio Tom Hanks interpretando a Paul Edgecomb, en el imperturbable David Morse en el papel de Brutus Howell, y en el gigantesco pero pacífico Michael Clarke Duncan como protagonista representando a John Coffey. Pero como ya he dicho, esta película es una de mis favoritas y no me ha molestado en absoluto rememorar las escenas de este magnífico largometraje dirigido por Frank Darabont. Sólo me ha dado pena que se terminase tan pronto, y estoy deseando volver a ver la película de nuevo.

En conclusión, no es la típica novela de terror de Stephen King. Esta conmovedora novela trata la pena de muerte sin tapujos y te cautivará desde la primer página. Muy recomendable.

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