Género: Thriller. Policíaco.
Puntuación: 4'5/5
Sinopsis
El informe oficial decía suicidio. Pero en una ciudad donde el crimen reina, Bosch no está dispuesto a inculpar a la víctima. Años atrás, Harry Bosch aprendió la primera regla de un buen policía: nunca busques los hechos, sino aquello que los conecta. Pero el camino hacia la verdad sobre la muerte del agente Moore está lleno de trampas; es un juego complejo y mortal en el que Bosch es la próxima posible víctima.
Reseña
Segundo libro del detective Harry Bosch.
Tras enterarse de casualidad del suicidio de un compañero, Cal Moore; Bosch descubre que dos de sus casos se relacionan con el caso Moore así que aprovecha para investigar también el "supuesto" suicidio, tras prohibición directa del subdirector Irving que prefiere echar tierra sobre el asunto porque Moore podría haberse pasado al otro bando. Pero a Bosch no se le da bien obedecer a sus superiores ni acatar las reglas, sobre todo si se trata de mantener "limpio" el departamento, así que realiza un viaje a México en busca de respuestas.
Harry Bosch, con ayuda del equipo antinarcóticos de Moore que estaba investigando la nueva droga de moda, el "hielo negro", viaja hasta Calexico, pueblo gemelo fronterizo de Mexicali, dispuesto a averiguar de qué lado estaba Moore. Allí se alía con el único policía honrado de México que le ayudará a investigar a uno de los grandes jefes de la droga de México, el Papa.
Michael Connelly investiga a fondo los escenarios y los personajes a la hora de escribir un libro y eso se nota por el modo en el que escribe, adentrándote en la historia como si de verdad estuvieras allí y dando información muy real sobre la mafia mexicana, los narcotraficantes y la corrupción policial.
Esta vez el final me resultó algo más predecible (SPOILER: el malo que finge su muerte para poder seguir siendo malo) pero eso no ha hecho que me guste menos el libro. Totalmente recomendable para los amantes de la novela negra y policíaca.
Mi frase favorita
"Para Harry, iniciar un
viaje por carretera siempre era emocionante; le encantaba la aventura de lo
nuevo mezclada con el nerviosismo ante lo desconocido. Además, estaba
convencido de que las mejores ideas se le ocurrían conduciendo. "
"En ese instante Bosch ansió
tener un sombrero de fieltro como los que llevaban los detectives de las
películas antiguas; de ese modo podría haber jugueteado con él, repasado el ala
con los dedos y, en definitiva, habría sabido qué hacer con las manos. "
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