Género: Juvenil. Distopía. Intriga.
Puntuación: 4/5
Sinopsis
La Segunda Guerra Civil de Estados Unidos, también conocida como "Guerra Interna", fue un conflicto prolongado y sangriento que concluyó con una resolución escalofriante: la vida humana se considerará inviolable desde el momento de la concepción hasta que el niño cumpla los trece años, entre los trece y los dieciocho años de edad, sin embargo, los padres puede decidir "abortar" a su hijo de modo retroactivo... con la condición de que el hijo, desde un punto de vista técnico, no muera. Al proceso por el cual se acaba con él al mismo tiempo que se le conserva con vida se le llama "desconexión". Actualmente la desconexión es una práctica frecuente y socialmente aceptada.
¿Qué harías si decidieran desconectarte? Connor, Risa y Lev tal vez consigan escapar... pero ¿sobrevivirán? Tres vidas distintas. Una ley implacable. Un único final. Sólo si llegan a los dieciocho podrán evitarlo.
Como ya sabéis, me encantan las distopías, y aunque a veces se hacen demasiado repetitivas y suelen dirigirse a un público más juvenil de lo que me gustaría, confieso que disfruto enormemente leyéndolas y me hacen olvidarme de la vida real.
La historia comienza tras la Segunda Guerra Civil en Estados Unidos entre el grupo pro-vida y el grupo pro-aborto, llegando finalmente a un convenio: no será legal abortar durante el embarazo y la vida de los niños se considerará sagrada hasta que cumplan trece años. Sin embargo, desde los trece hasta los dieciocho año, los padres pueden decidir "abortar" de forma retroactiva a sus hijos pero sin llegar a matarlos realmente. Éstos son "desconectados", separados en partes para pasar a una segunda vida como órganos donados a personas que los necesiten. De este modo cada parte del desconectable (brazos, piernas, pulmones, ojos e incluso cerebro) seguirá "viva" formando parte de otras personas.
Connor ha descubierto a sus dieciséis años que sus padres van a desconectarlo. No es un mal chico, aunque tiene crisis de agresividad que a veces le meten en problemas. Como una vez que se firma la orden no hay vuelta atrás ni posibilidad de arrepentirse, Connor decide escaparse y vivir como un fugado hasta que cumpla los dieciocho años, cuando se volverá de nuevo invulnerable a las leyes de la desconexión. En su huida, se topa con Risa, una chica que ha crecido ne casas de acogida desde que tiene memoria y que, a pesar de tener mucho talento, no llega al nivel necesario para evitar los recortes del Estado y su desconexión. Los dos se cruzan con Lev, un tipo de desconectable diferente. Lev es un diezmo, un sacrificio de su familia para la Iglesia, y ha sabido toda su vida que su futuro era la desconexión y estaba orgulloso de ello.
Los tres intentarán sobrevivir antes de que los atrapen y los lleven a las Cosechadoras, donde el lema es que los desconectables no mueren realmente sino que pasan a vivir de otra manera. Su huida iniciará una rebelión que había estado dormida esperando el momento perfecto.
Después del boom de las distopías, realmente no me esperaba que todavía quedasen tramas originales en este campo. El basar el futuro distópico en un tema que ha estado en boca de todos estos últimos años me ha parecido inspirador. Por supuesto la solución que encuentran al debate pro-vida o pro-aborto es absolutamente aterradora. ¿Y si tus padres decidieran desconectarte cuando pasas por tu fase más rebelde y adolescente? ¿Y si después no pudieran arrepentirse?
Aunque la prosa tiene algunos defectos propios de la literatura juvenil, el libro me ha enganchado y me ha entretenido muchísimo. Las intrigas y las acciones que toman los personajes con el único fin de sobrevivir me ha hecho cuestionar el fondo de la personalidad humana. El hecho de que cada capítulo esté contado desde la visión de un personaje distinto me ha encantado, como siempre. Y me ha gustado que no se le de al romance un papel más importante del que merece, apenas unas pinceladas y no necesita más. Para ser una novela que tiene como fin el puro entretenimiento, me ha resultado refrescante y profunda a partes iguales.
Son cuatro los libros que forman la saga, pero Neal Shusterman ha escrito dos más para completar esta colección. Ya están en mi lista de pendientes.
La historia comienza tras la Segunda Guerra Civil en Estados Unidos entre el grupo pro-vida y el grupo pro-aborto, llegando finalmente a un convenio: no será legal abortar durante el embarazo y la vida de los niños se considerará sagrada hasta que cumplan trece años. Sin embargo, desde los trece hasta los dieciocho año, los padres pueden decidir "abortar" de forma retroactiva a sus hijos pero sin llegar a matarlos realmente. Éstos son "desconectados", separados en partes para pasar a una segunda vida como órganos donados a personas que los necesiten. De este modo cada parte del desconectable (brazos, piernas, pulmones, ojos e incluso cerebro) seguirá "viva" formando parte de otras personas.
Connor ha descubierto a sus dieciséis años que sus padres van a desconectarlo. No es un mal chico, aunque tiene crisis de agresividad que a veces le meten en problemas. Como una vez que se firma la orden no hay vuelta atrás ni posibilidad de arrepentirse, Connor decide escaparse y vivir como un fugado hasta que cumpla los dieciocho años, cuando se volverá de nuevo invulnerable a las leyes de la desconexión. En su huida, se topa con Risa, una chica que ha crecido ne casas de acogida desde que tiene memoria y que, a pesar de tener mucho talento, no llega al nivel necesario para evitar los recortes del Estado y su desconexión. Los dos se cruzan con Lev, un tipo de desconectable diferente. Lev es un diezmo, un sacrificio de su familia para la Iglesia, y ha sabido toda su vida que su futuro era la desconexión y estaba orgulloso de ello.
Los tres intentarán sobrevivir antes de que los atrapen y los lleven a las Cosechadoras, donde el lema es que los desconectables no mueren realmente sino que pasan a vivir de otra manera. Su huida iniciará una rebelión que había estado dormida esperando el momento perfecto.
Connor, Risa y Lev |
Después del boom de las distopías, realmente no me esperaba que todavía quedasen tramas originales en este campo. El basar el futuro distópico en un tema que ha estado en boca de todos estos últimos años me ha parecido inspirador. Por supuesto la solución que encuentran al debate pro-vida o pro-aborto es absolutamente aterradora. ¿Y si tus padres decidieran desconectarte cuando pasas por tu fase más rebelde y adolescente? ¿Y si después no pudieran arrepentirse?
Aunque la prosa tiene algunos defectos propios de la literatura juvenil, el libro me ha enganchado y me ha entretenido muchísimo. Las intrigas y las acciones que toman los personajes con el único fin de sobrevivir me ha hecho cuestionar el fondo de la personalidad humana. El hecho de que cada capítulo esté contado desde la visión de un personaje distinto me ha encantado, como siempre. Y me ha gustado que no se le de al romance un papel más importante del que merece, apenas unas pinceladas y no necesita más. Para ser una novela que tiene como fin el puro entretenimiento, me ha resultado refrescante y profunda a partes iguales.
Son cuatro los libros que forman la saga, pero Neal Shusterman ha escrito dos más para completar esta colección. Ya están en mi lista de pendientes.
Mi frase favorita
"De todas formas, yo no iba a llegar muy lejos -dice Samson-, pero ahora, según las estadísticas, hay más probabilidades de que alguna parte de mí, en algún sitio del mundo, se convierta en algo excelente. Y prefiero ser parcialmente excelente que enteramente inútil."
"La gente no es completamente buena ni completamente mala. Nos pasamos la vida entrando y saliendo de la oscuridad y de la luz. Precisamente ahora, estoy encantada de hallarme en la luz."
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