miércoles, 13 de febrero de 2019

Reseña: La Viola de Tyneford House. Natasha Solomons.

La viola de Tyneford HouseTítulo: La Viola de Tyneford House
Título original: The House at Tyneford
Autor(a): Natasha Solomons
Año: 2011
Género: Histórica. Romántica. Drama. Guerra.

Puntuación: 4/5



SINOPSIS

Primavera de 1938, Viena ha dejado de ser un lugar apacible tras la llegada al poder de los nazis. La única salida es marcharse, pero no es fácil. Elise Landau lo consigue por medio de un anuncio de trabajo: en la mansión isabelina de Tyneford, en la lejana Inglaterra. Hija de un escritor y de una cantante de ópera, hermana de una virtuosa instrumentista, mimada desde su infancia, Elise tendrá que trabajar de camarera. Ella, que siempre tuvo servicio en casa, no sabe cocinar, ni dar brillo a la plata, ni cera a los suelos, ni servir el té. Tampoco se maneja bien en inglés. En Tyneford se enfrentará a los celos y las envidias, a las humillaciones clasistas, pero también descubrirá el amor. Sus únicos lazos con su hogar son las cartas de su hermana y una viola en la que su padre escondió un manuscrito antes de partir. La guerra se acerca, el mundo está cambiando y Elise también.


RESEÑA

Tras escribir la reseña de la Casa de Riverton, me he dado cuenta que no había hecho reseña de la Viola de Tyneford House, que aunque escrita cinco años después y ambientada en la Segunda Guerra Mundial y no la primera, tiene un parecido increíble.

Elise Landau es una joven judía que vive en Viena con su hermana y sus padres cuando comienza la Segunda Guerra Mundial. Sus padres, previsores, le mandan a Inglaterra a trabajar como criada en una mansión mientras que su hermana puede marchar a Estados Unidos con su marido. El padre, un célebre escritor, decide esconder su última novela en la viola familiar y se la da a Elise mientras ellos esperan sus visados para poder escapar de su país.

Elise aterriza en la mansión de Tyneford, en plena campiña inglesa, sin tener ninguna idea de cómo trabajar como camarera, encender el fuego, encerar los suelos o preparar el té. Pero Elise no es una criada cualquiera, no es parte del servicio pero tampoco es parte de la familia, es una refugiada judía. El señor Rivers, el dueño de la casa, es muy amable con ella y Elise le pide ayuda para conseguir visados para sus padres, ya que el señor Rivers es un admirador de las novelas de su padre.

Tyneford me recuerda a Downton Abbey

Cuando aparece Kit, el hijo del señor Rivers, Elise comienza a disfrutar de la vida en Tyneford y sin darse cuenta, se enamora de Kit. Pero la guerra no les dejará disfrutar juntos, porque Inglaterra se suma a la lucha y Kit debe viajar a Francia para defender a su país. Perder el contacto con sus padres, estar lejos de su hermana y sufrir la ausencia de Kit hacen que la vida diaria de Elise no sea fácil pero no se deja amedrentar.

"[...] soy egoísta. No quiero que mueras tú por salvar al novio de otra chica. Si eso me hace ser mala, entonces lo siento, pero tú no sabes lo que es estar separada de todas las personas a las que quieres. Estaba sola. Entonces te encontré a ti. No quiero volver a estar sola otra vez."

Es cierto que aunque las historias son similares, los estilos narrativos de Kate Morton y Natasha Solomons son completamente distintos. Natasha tiene un estilo lento y cuidado, centrándose en los detalles y en las descripciones de los paisajes, personajes introvertidos y con diálogos más bien escasos, pero que nunca hacen que decaiga el ritmo de la historia y hace que saborees tranquilamente las escenas que se suceden lentamente.



La protagonista, Elise, no es la típica heroína, tiene un físico normalito, algo rellenita y no demasiado agraciada, y a pesar del miedo y la inseguridad, tiene una vena de rebeldía que me ha encantado. He disfrutado mucho de su relación con Kit (spoiler: aunque me dio mucha rabia que no llegaran al final) y después con el señor Rivers. La evolución de Elise a lo largo de la novela es fabulosa y Natasha se encarga de que seamos cómplices de todos sus pensamientos y sentimientos por lo que la conexión a lo largo del libro es muy intensa.

"Se podrían declarar guerras, los pinches de cocina desaparecer para alistarse en la armada, tapar las ventanas con telas negras, y el lacayo de confianza marcharse sin avisar, pero la comida se serviría a la una y cinco y el mayordomo llevaría guantes blancos."

Toda la novela está teñida de agridulce con la Segunda Guerra Mundial de fondo. A lo largo de las páginas encontramos múltiples referencias a la situación que se vive en el continente, a la huida de todos los judíos que abandonan su hogar, sus pertenencias y en algunos casos a sus propias familias (como las tías mayores de Elise) esperando poder salvarse al otro lado de la frontera hasta que termine la guerra.


Kit Rivers me recuerda a Matthew Crowley

Me sorprendió mucho leer al final que esta novela está inspirada en hechos reales, en la tía abuela de la autora que tuvo que huir de su país y en el pueblo fantasma Tyneham de la costa de Dorset del que ya sólo quedan ruinas.

"Me acomodé en sus brazos y lo entendí. Soy dos mujeres y quiero a dos hombres.
Elise siempre querrá a Kit y Alice quiere a Daniel. Aquélla no era la vida ni el amor
que había esperado, pero en cualquier caso era amor. Debíamos irnos de Tyneford,
pero no nos iríamos solos.

En conclusión, esta novela esconde una historia capaz de emocionar al lector, romántica y dramática, con la Segunda Guerra Mundial de fondo y unos personajes muy fuertes con los que conectas estrechamente. Cuidado con las lágrimas, que seguro que caerán.

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