Autor(a): Alan Bennett
Año: 2007
Año: 2007
Género: Ficción. Humor.
Puntuación: 3/5
SINOPSIS
Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada? Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.
Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada? Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.
RESEÑA
Después de la panzada que me he dado leyendo a Brandon Sanderson con libros de más de mil páginas, necesitaba algo fresco, entretenido y corto. Y eso lo he conseguido.
Alan Bennett se atreve con un personaje real, nada menos que la reina de Inglaterra, perfilando con mucho respeto y cierta ternura el carácter retraído y desconocido de la protagonista. En un relato más que una novela corta, nos desvela el repentino interés de la reina por la lectura y cómo este hecho la cambia totalmente, pasando de ser una persona lejana e inasequible a una persona cercana, más humana y emocional que está apasionada por los libros. No encontraremos un principio ni un final como tal, sino que parece un extracto de una obra más larga, pero eso no me ha molestado.
La reina de Inglaterra nunca ha tenido hobbies ni pasatiempos, cumple con su deber en todo momento. Por eso cuando se cruza por casualidad con una biblioteca ambulante en los jardines, se sorprende y decide llevarse un libro. Ella nunca ha leído por placer y no sabe qué libro llevarse, pero Norman Seakins, el ayudante de cocina que casualmente se encontraba allí, y el señor Hutchings, el bibliotecario, le ayudarán con su elección de libros.
Sorprendentemente la reina descubre que le gusta leer y en contra de lo que esperaba se encuentra cada semana visitando la biblioteca ambulante y escogiendo un nuevo libro. Al principio se siente perdida pero poco a poco va aumentando su interés progresivamente, haciendo que desatienda sus obligaciones para incomodidad de su secretario personal ni el resto de ayudantes en la casa real. Las visitas se impacientan y sus súbditos se desconciertan cuando la reina les pregunta sobre sus hábitos de lectura y los últimos libros que han leído.
"Lo que asimismo estaba descubriendo era que un libro llevaba a otro, nuevas puertas se abrían dondequiera que mirase y los días no eran lo bastante largos para leer todo lo que ella quería."
Alan Bennett se atreve con un personaje real, nada menos que la reina de Inglaterra, perfilando con mucho respeto y cierta ternura el carácter retraído y desconocido de la protagonista. En un relato más que una novela corta, nos desvela el repentino interés de la reina por la lectura y cómo este hecho la cambia totalmente, pasando de ser una persona lejana e inasequible a una persona cercana, más humana y emocional que está apasionada por los libros. No encontraremos un principio ni un final como tal, sino que parece un extracto de una obra más larga, pero eso no me ha molestado.
"Los libros no hablan de pasar el tiempo. Hablan de otras vidas. Otros mundos. En vez de querer que el tiempo pase, Sir Kevin, ojalá dispusiéramos de más."
A través de la reina y de una ironía elegante, Alan Bennett hace una crítica a la sociedad que vive ignorando lo que los libros pueden ofrecer, siempre sin juzgar qué tipo de libros lee cada persona, siempre que se lea. Nos recuerda la magia de la lectura, la avidez de los nuevos lectores y la capacidad para aprender a través de los libros. Me he sentido identificada con muchos de los momentos por los que pasa la reina, queriendo llevarse los libros a los viajes y apurando leer otro capítulo más antes de dormir, en el jardín o incluso en mitad de un desfile.
La reina Elizabeth II con sus perros |
Con muchísimas referencias literarias y el humor inglés que le caracteriza, Alan Bennett consigue que una novela que de primeras no me habría atraído lo más mínimo, me resulte tan curiosa y entretenida, aunque rozando el ridículo, que haya devorado las páginas en apenas unas horas. La pluma de Bennett es exquisita y hace que disfrutes de sus originales frases y sus chistes raros durante toda la lectura, aunque no aporta nada más profundo.
"El atractivo, pensó, estaba en su indiferencia: había algo inaplazable en la literatura. A los libros no les importaba quién los leía o si alguien los leía o no. Todos los lectores eran iguales, ella incluida."
En conclusión, una novela corta y entretenida que ahonda sobre la afición a la lectura, perfecta para desconectar pero sin nada que la haga inolvidable.
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