Appearing better than others is always dangerous, but most dangerous of all is to appear to have no faults or weaknesses. Envy creates silent enemies. It is smart to occasionally display defects, and admit to harmless vices, in order to deflect envy and appear more human and approachable. Only gods and the dead can seem perfect with impunity.
"Las 48 leyes del poder" es el primer libro del escritor estadounidense Robert Greene y consiste en una especia de guía diseñada para mostrarle al lector cuáles son las cualidades que se deben tener para alcanzar el poder. La obra contiene temas y elementos de El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, y ha sido comparada con el clásico El Arte de la Guerra de Sun Tzu.
Paseando por Pinterest me encontré con esta cita del capítulo 46: nunca parecer demasiado perfecto. La portada del capítulo se centra en los juicios personales. Literalmente dice: aparentar ser mejor que otros es siempre peligroso, pero lo más peligroso de todo es parecer no tener fallos o debilidades. La envidia crea enemigos silenciosos. Es inteligente mostrar defectos de vez en cuando, y admitir vicios inofensivos, para desviar la envidia y simular ser más humano y accesible. Sólo los dioses y los muertos pueden parecer perfectos y salir impunes.
Este capítulo abarca de manera directa la envidia, el demonio verde. Todos somos víctimas de la envidia, de eso que muchas veces llamamos envidia sana, cuando reconocemos que tenemos envidia pero no deseamos el mal a esa persona. La envidia es algo que tenemos que aceptar que existe en el seno de todas las personas y de nosotros mismos, y para evitarla o reducirla no debemos mostrarnos como héroes ante el mundo. Debemos reconocer nuestros pequeños defectos y vicios (que todos los tenemos) y que nos hacen ser más humanos, que nos permiten sentirnos identificados con las personas que tenemos alrededor y no desear todo el tiempo que nuestra vida fuera tan perfecta como la de otros.
En esta época de Pinterest e Instagram, esto se aplica más que nunca. Deseamos tener esas vidas perfectas de otros que nos muestran las redes sociales y, muy a nuestro pesar, nos corroe la envidia de tener tanto y conseguir más que el resto. Para evitar odios y envidias, hay que presentarse ante el mundo como personas normales, con suerte, con una buena vida, pero con errores y sufrimiento igual que los demás. Nadie salvo los dioses y los muertos son perfectos.
¡Nos leemos!
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