miércoles, 5 de febrero de 2020

Reseña: La Comunidad del Anillo (1). JRR Tolkien.

Título: La Comunidad del Anillo
Título original: The Fellowship of the Ring
Autor(a): JRR Tolkien
Año: 1954
Género: Fantasía. Aventura.

Puntuación: 5/5



SINOPSIS

En la adormecida e idílica Comarca, un joven hobbit recibe un encargo: custodiar el Anillo Único y emprender el viaje para su destrucción en la Grieta del Destino. Acompañado por magos, hombres, elfos y enanos, atravesará la Tierra Media y se internará en las sombras de Mordor, perseguido siempre por las huestes de Sauron, el Señor Oscuro, dispuesto a recuperar su creación para establecer el dominio definitivo del Mal.


RESEÑA

Ya sabéis que este año he decidido leerme toda la obra de Tolkien y después de El Hobbit, el curso natural a seguir era con El Señor de los Anillos. Esta trilogía la empecé a los 11 años y, aunque en algunas partes me resultó un poco pesada y más densa que El Hobbit, pronto se convirtió en una de mis favoritas y la he releído más de 10 veces sin exagerar. Cuidado que hay algunos spoilers (imposible que no los haya).

Tras las aventuras vividas junto a Gandalf y los enanos en la recuperación de la Montaña Solitaria y el tesoro del malvado dragón Smaug, Bilbo ha disfrutado de una próspera y larga vida en La Comarca. Nunca recuperó su posición ante el resto de hobbits y sus escapadas frecuentes con los enanos o sus paseos para visitar a los elfos le convirtieron en un personaje raro, pero ganó gran popularidad entre sus parientes más jóvenes, principalmente su sobrino y heredero Frodo Bolsón, y los descendientes de las ramas Tuk y Brandigamo (los más aventureros de entre los hobbits). A la respetable edad de 111 años, Bilbo decide celebrar su cumpleaños dando una gran fiesta y aprovecha la ocasión, ya que Frodo cumple el mismo día, aunque solo 33 años; para desaparecer (literalmente). Dispuesto a emprender un nuevo camino y dejar a Frodo todo lo que posee, Bilbo abandona Bolsón Cerrado. También cede a Frodo, tras mucha insistencia de Gandalf, el anillo, que encontró en las profundidades de las Montañas Nubladas y que pertenecía previamente a la criatura Gollum. Bilbo descubrió que este anillo hacía invisible a quien lo llevaba puesto y desde sus aventuras con los enanos lo guardaba celosamente. Pero, incluso en la Tierra Media, los anillos mágicos no son comunes y las reticencias de Bilbo a ceder el anillo impulsan a Gandalf a investigar su verdadero origen.

"Muchos de los que viven merecen morir y algunos de los que mueren merecen la vida. ¿Puedes devolver la vida? Entonces no te apresures a dispensar la muerte, pues ni el más sabio conoce el fin de todos los caminos."

Tras muchos años sin noticias, un día Gandalf regresa a la Comarca y le cuenta a Frodo la verdadera historia del anillo. El anillo de Bilbo es en realidad el Anillo Único, forjado por el Señor Oscuro en el Monte del Destino, después de que los herreros elfos de Eregion le enseñaran el arte de forjar anillos y crearan los anillos de poder. En la Guerra de la Última Alianza, Sauron fue derrotado y el Anillo fue arrebatado por Isildur, hijo de Elendil, quien en vez de destruirlo en el Orodruin, lo reclamó para sí mismo. Poco después fue assinado y el Anillo se hundió en las profundidades del río Anduin. Y ahí fue donde lo encontró el hobbit Déagol, hasta que su primo Sméagol lo estranguló y se quedó con el Anillo. Repudiado por su familia, Sméagol erró hasta refugiarse en las profundidades de las Montañas Nubladas. El Anillo le prolongó la vida de manera anti-natural y Sméagol acabó convirtiéndose en la criatura Gollum.
Al ponerlo a calor del fuego, la inscripción en la lengua de Mordor se hace visible en el Anillo, que permanece frío, y reza así en lengua común: Tres Anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo. Siete para los Señores Enanos en palacios de piedra. Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir. Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras. Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.

Resultado de imagen de mapa tierra media

Desafortunadamente, Sauron el Grande, el Señor Oscuro, ha vuelto a la antigua fortaleza en la Torre Oscura de Mordor, tras ser desalojado del Bosque Negro donde se escondía bajo el nombre de el Nigromante. Ha recuperado los Nueve anillos de los hombres y también los Siete de los enanos, salvo que hayan sido destruidos. Pero ansía el poder de el Único, sabe que no fue destruido y ahora sabe que se esconde en la Comarca, tras haber capturado y torturado a Gollum. Y si lo recupera dominará la Tierra Media y la sumirá en una oscuridad eterna. Sabiendo que el anillo de Bilbo es en realidad el Único y que Sauron lo busca, Frodo decide abandonar la Comarca junto con su amigo Sam Gamyi y deciden dirigirse a Rivendel esperando que el Anillo encuentre otro guardián para destruirlo. En el camino se les unen Peregrin Tuk (Pippin) y Meriadoc Brandigamo (Merry), dos de los mejores amigos de Frodo, que han sonsacado la verdad a Sam y no piensan permitir que vayan solos. 


"No es oro todo lo que reluce, ni toda la gente errante anda perdida;
a las raíces profundas no llega la escarcha; el viejo vigoroso no se marchita.
De las cenizas subirá un fuego, y una luz asomará en las sombras;
el descoronado será de nuevo rey, forjarán otra vez la espada rota."

Pero el camino hacia Rivendel no es sencillo. Los cuatro hobbits deben atravesar el Bosque Viejo y las Quebradas de los Túmulos, donde conocen a Tom Bombadil, el Antiguo, que los salvará de múltiples peligros. En el trayecto hasta el pueblo de Bree, donde deben reunirse con Gandalf, se cruzan con unos jinetes, vestidos de negro y montados en oscuros corceles, que preguntar por Bolsón y olfatean allá donde vayan. En Bree no encontrarán a Gandalf pero afortunadamente se cruzarán con Trancos, un montaraz del Norte, que les acompañará en su camino a Rivendel. Pero los jinetes de El Señor Oscuro cada vez se acercan más y en la Cima de los Vientos sufrirán un ataque y Frodo resultará herido de gravedad, cabalgando entre la vida y la muerte hasta que consiguen llegar a Rivendel.


Imagen relacionada
En Rivendel los hobbits se encontrarán con Gandalf y se celebrará un Concilio que reúne a hombres, enanos y elfos, presididos por Elrond. Se decide que la única solución posible es destruir el Anillo y para eso debe ser llevado al Monte del Destino, donde fue forjado, y arrojarlo a las llamas. Frodo se ofrece a ser el Portador del Anillo y se decide que irá acompañado de ocho, así la Compañía del Anillo será de Nueve y los Nueve Caminantes se opondrán a los Nueve Jinetes malvados. Junto a Frodo irán Sam, Pippin y Merry, el mago Gandalf, el enano Gimli hijo de Glóin, el elfo Legolas hijo de Thranduil del Bosque Negro, el hombre Boromir hijo de Denethor de Gondor y el hombre Aragorn hijo de Arathorn descendiente de Isildur, al que llamaban Trancos. Juntos parten de Rivendel en dirección al sur recorriendo Eregion para atravesar las Montañas Nubladas por el camino de Caradhras, debiendo finalmente entrar en las minas de Moria. De allí viajan hacia el bosque de Lórien y terminan navegando por el río Grande donde deberán decidir si ir directamente al este, a Mordor, o ir primero al oeste a Minas Tirith en Gondor.

"Busca la espada quebrada que está en Imladris;
habrá concilios más fuertes que los hechizos de Morgul.
Mostrarán una señal de que el Destino está cerca:
el Daño de Isildur despertará, y se presentará el Mediano."

Me encantaría seguir contándoos todos los detalles de los peligros que sufrieron los integrantes de la Comunidad del Anillo y las hazañas que realizaron muchos de ellos para salir adelante, pero sería abusar de los spoilers y ya he dicho demasiado. Pero es que en este libro, Tolkien nos enseña mucho más de la Tierra Media que lo que conocemos en el Hobbit. Aunque el camino de Frodo también lleva al este y al sur, lo hace a través de rutas diferentes a las de Bilbo, y se enfrenta a mayores peligros si cabe, aunque gracias a la dosis de buena suerte con la que parecen contar todos los hobbits, siempre acaban saliendo victoriosos. Las descripciones de Tolkien de todos los lugares que atraviesan sus personajes te transportan literalmente y hacen volar la imaginación mientras paseas por los bosques (me encanta que todos los bosques tengan cierta magia antigua y oscura), escalas las montañas o vadeas los numerosos ríos y riachuelos. He disfrutado enormemente del Bosque Viejo y las Quebradas de los Túmulos, del acogedor pueblo de Bree, de la misteriosa Cima de los Vientos, he vuelto a pasear por el valle secreto de Rivendel, he escalado las inalcanzables Montañas Nubladas y he sufrido como nunca en el oscuro paso de Moria, para acabar recuperándome en la bella Lórien y terminar disolviendo la Compañía en el Río Grande.

Pero aunque las exquisitas descripciones nos muestran un mundo único, sin duda los personajes constituyen la verdadera magia de su obra. Ya leímos mucho acerca de los hobbits, los enanos, los elfos y los trasgos (una subespecie de orcos), pero seguimos descubriendo cosas nuevas de las fantásticas criaturas que pueblan la Tierra Media. Adoré leer de nuevo la historia de Tom Bombadil, el Antiguo, que no sale en las películas y que muchos piensan que no concuerda con la historia original de la Tierra Media, pero que a mí siempre me ha fascinado.
Y aunque Gandalf se gana indudablemente el segundo puesto, el primer puesto de personaje favorito es para Aragorn, que se convirtió en mi amor platónico literario desde la primera página. Héroe olvidado y leyenda viva, es el auténtico protagonista para mí, por delante de Frodo. Además, Peter Jackson ayudó después dando el papel al increíble Viggo Mortensen. Por contra he odiado desde el principio al arrogante Boromir, que actúa como villano sin serlo. Prefiero con mucho a los villanos verdaderos como Sauron o los orcos, pero no soporté bien la traición del hombre de Gondor.

En esta trilogía, vemos que Tolkien cambia claramente de estilo, abandonando la literatura juvenil y el narrador que habla al lector, para centrarse en un público más adulto. Aunque yo lo leí de jovencita, me resultaba en ocasiones demasiado denso y reconozco que me saltaba algunos párrafos, hasta que en mis relecturas de más mayor he podido apreciar mejor la calidad de la escritura de Tolkien. De hecho, muchos critican que el primer libro que recorre las aventuras de Frodo hasta su llegada a Rivendel, es demasiado descriptivo y muy lento, ganando algo de ligereza y acción en el segundo libro, pero nada comparable con los otros dos tomos de la trilogía (Las Dos Torres y El Retorno del Rey). Sin embargo, yo he disfrutado de la narración pausada y confortable de la primera parte, que me recuerda más al estilo de El Hobbit; aunque también me he divertido cuando la historia avanzaba de forma más fluida.No puedo dejar de mencionar aquí la riqueza de los poemas y las canciones que salpican el libro, como ya lo hicieron en el Hobbit, y que al principio me saltaba y ahora disfruto enormemente.
No os amedrentéis por la longitud de los libros y los pospongáis por las películas. Siempre defenderé los libros por encima de las adaptaciones, sobre todo en lo que se refiere a Tolkien (aún teniendo en cuenta que Peter Jackson hizo un trabajo increíble en la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos). No dejéis de leer los libros. Son insuperables.

"No desesperación, pues sólo desesperan aquellos que ven el fin más allá de toda duda. Nosotros no. Es sabiduría reconocer la necesidad, cuando todos los otros cursos ya han sido considerados, aunque pueda parecer locura a aquellos que se atan a falsas esperanzas."

En conclusión, un comienzo de trilogía fantástica que nos introduce en una aventura de dimensiones épicas con el fin de destruir un anillo que puede acabar con la Tierra Media. La novela perfecta para enamorarte todavía más del increíble mundo de Tolkien. Extraordinario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario