lunes, 13 de abril de 2020

Reseña: Otra Vuelta de Tuerca. Henry James.

Otra vuelta de tuercaTítulo: Otra Vuelta de Tuerca
Título original: The Turn of the Screw
Autor(a): Henry James
Año: 1898
Género: Terror. Ficción.

Puntuación: 1'5/5



SINOPSIS

Henry James, utilizando un lenguaje claro y sencillo, narra una parte de la biografía de una joven institutriz que es requerida para ejercer su profesión en una vieja casona de campo, debiendo estar a cargo de dos preciosos e inteligentes niños: Miles y Flora. Ella comienza a ejercer la labor para la que fue contratada y todo es realmente mágico y encantador hasta que comienzan a aparecer ante su vista seres que vivieron en esa casa y tuvieron relación directa con los niños.

Perfecta en su sencillez, Otra vuelta de tuerca es una de las historias de fantasmas más célebres y leídas del siglo XX. Sin embargo, el motivo de este favor unánime y continuado reside no tanto en la anécdota que le sirve de base, sino en la suprema habilidad con que Henry James levanta de la nada un relato que va dejando al lector sin asideros y creando en él el horror más inquietante: aquel que va dentro del ser humano y lo acompaña desde el origen de los tiempos.


RESEÑA

Uno de mis propósitos de todos los años es leer más novelas clásicas. La verdad es que casi siempre me decepcionan y en ocasiones me resultan muy pesadas debido al lenguaje antiguo al que estoy poco acostumbrada. Esta novela es una de las historias de fantasmas más famosas y el hecho de que tenga solo 200 páginas me animó a leerla.

Varios personajes se encuentran reunidos alrededor del fuego en una mansión vetusta una noche de Navidad y disfrutan contando historias de terror. Tras un relato escalofriante, discuten en la rareza de la presencia de los niños en las historias de fantasmas, por lo que un tal Douglas se ofrece a obsequiarles con una historia en la que son dos y no uno los niños protagonistas. Refiere que es un suceso real, que llegó a su persona en forma de carta de la mano de la institutriz de su hermana, que murió hacía veinte años.

La institutriz anteriormente mencionada escribe acerca del trabajo que llevó a cabo en una recóndita villa en el condado de Essex, al encargarse de educar a dos niños pequeños. El tío y tutor de los dos niños residía en Londres y la institutriz se sintió atraída inmediatamente por su presencia. Ante la oferta de trabajo y la condición de no molestarle de ningún modo y tomar todas las decisiones acerca del cuidado de los niños por su cuenta, la institutriz aceptó. Cuando llegó a la villa de Bly fue recibida por la señora Grose, el ama de llaves, que le explicó que la pequeña Flora residía en la villa mientras que el joven Miles regresaría del internado en apenas unos días. La institutriz recibió una carta por correo en la que el director del internado expulsaba al señorito Miles, sin dar explicaciones, y cuando la institutriz conoció a los dos niños no podía entender cuál era la causa de la expulsión. Los dos niños eran como ángeles, educados, dulces y dispuestos en todo momento.

"«Ha pasado un ángel», se dice a veces cuando se produce uno de estos momentos de silencio. Pero allí no eran ángeles, sino demonios, los que pasaban, y, al pasar, sin duda transmitían un mensaje infernal que ni yo misma, por más que me forzaba, podía llegar a captar."

Pero a medida que pasaban los meses, la institutriz comenzó a sospechar que había algo oscuro en Bly. La anterior institutriz, la señorita Jessel, había muerto el año pasado tras abandonar la villa; y el ayuda de cámara del amo, el señor Quint, también había muerto tras resbalar en el camino de vuelta a la villa después de una noche en la taberna. Esto lo descubrió la institutriz de la boca de la señora Grose, que decía que ambos eran malvados; porque los niños no nombraron ni una sola vez a las dos personas y el señorito Miles tampoco hacía mención a sus días en el colegio y al motivo de su expulsión.

Y es entonces cuando la institutriz comienza a tener visiones de dos espectros, un hombre y una mujer, que no pueden ser otros que el señor Quint y la señorita Jessel, merodeando por la villa y sus alrededores, dando la impresión de que lo único que quieren es hacer contacto con los dos niños y corromperlos.

Ya sabéis que no soy muy de clásicos, y eso que lo intento, pero cada vez que cojo un libro que está considerado una obra maestra, salgo escaldada. Evidentemente Henry James escribió esta corta novela en una época muy distinta a la actual, pero no entiendo como puede considerarse un clásico del terror. No he sentido una gota de terror en ninguna de sus páginas. A su favor tiene que es una historia muy corta, de apenas 200 páginas y se lee rápido, pero aunque empieza de forma muy prometedora enseguida va perdiendo puntos porque suceden muchas cosas rápidamente pero no se profundiza ni en las escenas ni en los personajes. Ni siquiera la ambientación está muy cuidada ya que no tenemos demasiados detalles de la villa, salvo que es grande y antigua y que posee jardines y un pequeño lago.

"Todos los caminos llevan a Roma, y en aquellos días, cualquier tema de conversación parecía desembocar inevitablemente en algún tema «intocable». E intocable era todo aquello que hacía referencia a la muerte en general, y a los que vuelven después de muertos y a lo que queda de ellos en la memoria de los vivos…"

Los personajes están pobremente construidos. Las descripciones son muy someras, no podemos aprender nada de la personalidad de los personajes ni de sus motivaciones porque todo lo descrito es insustancial. demás las actitudes que presentan Miles y Flora no son acordes con las de unos niños.
No he podido conectar en ningún momento con la institutriz. Partiendo de la absurda petición del caballero de Londres, de no molestarle en absoluto por nada de sus sobrinos, y por la aceptación de la institutriz de esa loca oferta de trabajo solo por la atracción física que siente por dicho caballero; llegamos al descabellado comportamiento que muestra hacia sus pupilos. Ella es una adulta y ellos son los niños. ¿Cómo puede sentir timidez o miedo a la hora de hablar con los niños? ¿Por qué en ninguna de las conversaciones que mantiene con ellos o con la señora Grose se atreve a preguntar claramente qué es lo que ocurrió con el ayuda de cámara y la antigua institutriz? ¿Por qué no interroga a Miles acerca de su expulsión y por qué no le reprende cuando finalmente él le falta al respeto? Entiendo que era otra época pero los niños siempre han sido niños y estaban incluso más reprimidos anteriormente que ahora.

Al ser una historia corta, la trama fluye lentamente hasta el final y no se hace pesado. Sin embargo, el desenlace se presenta de manera brusca, que te hace pensar que te falta al menos un capítulo más. Lo único que nos ofrecen después de ese final agridulce y sin ninguna explicación, es un apéndice en el que básicamente te dicen que este libro tiene varias interpretaciones. Podría ser que el ama de llaves estuviera detrás de las muertes porque no quería compartir a los niños, podría ser que la institutriz hubiese perdido el juicio ya que en ningún momento se establece que los niños también sean capaces de ver estas visiones, o podría ser que verdaderamente hubiese fantasmas en Bly. No he encontrado ningún sentido a esta historia y no he pillado la gracia a Henry James, tan alabado por otras fuentes.

"Cuantas más vueltas le doy, más claro lo veo todo. Y cuanto más claro lo veo todo, más aterrorizada estoy."

En conclusión, una corta historia de terror sin intriga, sin angustia y sin suspense alguno. Un tiempo perdido para un relato abierto a interpretaciones al que no le encontrado sentido. No recomendable.

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