miércoles, 3 de junio de 2020

Reseña: Días de perros. Gilles Legardinier.

Días de perrosTítulo: Días de perros
Título original: Complètement cramé!
Autor(a): Gilles Legardinier
Año: 2015
Género: Ficción. Humor.

Puntuación: 4/5



SINOPSIS

Cansado de vivir en un mundo en el que no encuentra su lugar, y triste por la pérdida de sus seres queridos más cercanos, el riquísimo Andrew Blake decide dar un giro radical a su vida y desaparecer. Así, el día que le van a otorgar el Premio a la Excelencia Industrial, como mérito a toda una carrera como empresario, deja su Londres natal y se marcha al campo en Francia… ¡a trabajar como mayordomo! Cuando llega a Beauvillier se da cuenta enseguida de que la mansión ha perdido el alma que tuvo antaño…Entre sus habitantes están Nathalie, su patrona viuda y de horarios y exigencias extrañas Odile; una cocinera refunfuñona; Manon, una joven que no sabe lo que quiere, y Philippe, el jardinero y manitas que vive en la casita del jardín y se pelea con todos… La relación entre todos es un caos, y está llena de malentendidos y situaciones absurdas, así que Andrew no tiene otra opción que intentar poner orden en esta caótica casa…Ah, ¡y hacerse amigo de Méphisto, el gato de Odile! 



RESEÑA

No había leído nada previamente de Gilles Legardinier, pero vi muy buenas reseñas de esta novela y como no suelo leer comedia sino que prefiero thrillers o libros de fantasía, decidí cambiar un poco y darle una oportunidad.

El empresario inglés Andrew Blake está cansado de su vida. Ha llegado hasta el más alto nivel en los negocios, creando su propia empresa y llevándola a la excelencia, pero está aburrido de los tiburones que quieren explotar a los trabajadores y aprovecharse de los clientes para sacar más beneficio. En cuanto a su vida personal, todo cambió desde que su mujer Diane murió hace siete años. Su hija Sarah ha formado su propia familia y se ha ido alejando de un padre que se centró en su dolor y en su luto y que ya no sabe cómo hablar con ella. Solo le queda la compañía de su mejor amigo, Richard Ward, y la confianza que tiene en la habilidad de su asistente Heather. Así que un buen día decide que ya es suficiente y a sus sesenta y seis años deja su empresa a cargo de Heather y decide trasladarse al campo en Francia (donde vivió con su mujer muchos años felices) para trabajar como mayordomo sin revelar a nadie su verdadera identidad.


Así que aterriza con una sencilla maleta a las puertas de la finca Beauvillier donde reside la señora Beauvillier (Nathalie), viuda desde hace años . En la casa también habita la quisquillosa cocinera Odile con su adorado gato Méphisto, y en el pabellón de caza vive el tosco encargado Philippe Magnier. Todos los días viene del pueblo la tímida criada Manon, y junto con Andrew Blake forman un grupo de lo más variopinto. Al poco de instalarse, Andrew descubre que tanto la casa como los habitantes tienen muchos secretos que esconder: Nathalie no ha superado la muerte de su marido François y tiene debilidad por el espiritismo, Odile abandonó al amor de su vida y su carrera como chef por miedo y además está constantemente enfadada con Magnier por sus malos modales, Philippe chantajea a un niño del pueblo para que le ayude con sus tareas y Manon se ha quedado embarazada accidentalmente.

"Cuando se es joven, se tiene miedo de lo que comienza. No se sabe nada. Cuando se es viejo, se tiene miedo de la posibilidad de que termine. Sabemos bastantes cosas más, pero ya no tenemos oportunidad de servirnos de ellas."

Por otro lado la casa se cae a pedazos, las facturas se acumulan y la señora Beauvillier está siendo acosada por inversores que quieren comprar sus tierras al menor precio posible, mientras quienes dicen ser sus amigos presumen de su buena situación económica cuando ella siente que no llega a todo. Pero la aparición de Andrew Blake en la finca Beauvilllier cambiará la vida de todos en los cuatro meses que dura su contrato de prueba. Con su inteligencia, su educación y su ceremonia, Andrew Blake irá cambiando poco a poco la percepción que tienen los habitantes de la casa de los demás y de sí mismos, encontrando a la vez una pasión por la vida que creía que había perdido.

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Este es uno de esos libros en los que no sucede nada especial, no hay demasiado suspense y todo lo que pasa es bastante precedible, pero disfrutas leyendo cada página. Gilles Legardinier nos transporta a la Francia rural, a una villa que está anclada al pasado, con un servicio que se desvive por la señora de la casa y unas tierras condenadas a ser engullidas por la civilización. Y aunque no hay nada en la trama que enganche al lector, el autor es capaz de hacernos disfrutar del costumbrismo que se respira en cada escena, de reflexionar con las profundas frases del protagonista y de aprender a no juzgar en la primera impresión sino a ponernos en los zapatos de los demás y a mirarnos a través de sus ojos.

"-¿Nunca insultas a nadie?
-Se puede ser violento sin insultar. A veces, decir con corrección lo que se piensa puede resultar mucho más ofensivo que unas palabras que ya no tienen ningún sentido porque todo el mundo las emplea sin ton ni son."

Narrado en tercera persona, acompañamos al protagonista Andrew Blake en una aventura que de primeras parece una locura y que finalmente cambiará su vida y la de los demás habitantes de la casa. Desde el primer momento me cayó bien Andrew, sabiduría a raudales, mucho protocolo, un corazón grande y la mente de un joven encerrado en el cuerpo de un hombre adulto. A pesar de que aparece en algunas situaciones de lo más surrealistas (como el robo de las joyas), me encantó la tranquilidad y la sensatez que emite en todo momento. El resto de elenco se compone de personajes de lo más humanos, cada uno con su propia historia que conmueve lector y que lo hará empatizar con las dificultades que todos tenemos en la vida, aunque sean muy distintas. 

Escena de Downton Abbey

Con capítulos cortos, diálogos rápidos y situaciones extravagantes, Gilles Legardinier nos ofrece una obra llena de optimismo, con grandes reflexiones sobre la vida, el paso del tiempo, la pérdida de los seres queridos y la soledad. Porque todos los personajes de la novela están solos y Blake les despierta de la taciturna melancolía en la que habían sumido su vida, los insufla de vida con una chispa de sensatez e ironía. Una mezcla de humor, nostalgia, ternura y felicidad, convierten esta sencilla historia en un himno a la vida. Aunque muchas personas dirán que no se le puede llamar comedia, este libro irradia cultura franco-británica (las malas relaciones históricas entre ingleses y franceses con sus diferentes costumbres y manías) y un humor inteligente con un sello personal que consigue sacarte una sonrisa y sumirte en una profunda reflexión al mismo tiempo.

"La verdad le pareció de pronto terriblemente perturbadora: a pesar de sus penas, sinceras, a pesar de sus poses y de sus jeremiadas, todavía no estaba listo para renunciar a la vida. ¿Era eso una buena o una mala noticia?"

En conclusión, una novela fresca y entretenida sobre segundas oportunidades, que se presta a reflexionar sobre las cosas verdaderamente importantes de la vida. Resulta inevitable que no se te escape una sonrisa.

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