Reseña: El largo viaje a un pequeño planeta iracundo. Becky Chambers.

Título: El largo viaje a un pequeño planeta iracundo

Título original: The long way to a small, angry planet

Autor(a): Becky Chambers

Año: 2014

Género: Ciencia ficción. Fantasía.

Puntuación: 3'5/5

SINOPSIS

Rosemary Harper se une a la tripulación de la Peregrina, una vieja nave tuneladora, sin saber muy bien qué esperar de su primer trabajo. Aunque la nave ha visto tiempos mejores, le proporciona un pequeño lugar al que llamar hogar durante un tiempo, algo de aventura en los confines más alejados de la galaxia y, lo que es más importante para ella, la oportunidad de dejar atrás su pasado.
Hasta que les ofrecen el trabajo de sus vidas: la oportunidad de construir un túnel hiperespacial a un lejano planeta. Si completan el encargo, ganarán el suficiente dinero para vivir sin preocupaciones durante años… Sin embargo, antes deberán sobrevivir a un largo viaje a través del espacio.
Pero Rosemary no es la única persona a bordo con secretos que ocultar, y la tripulación pronto descubrirá que, aunque el espacio sea un lugar inabarcable, las naves espaciales son muy pequeñas.

RESEÑA

Desde que leí la magnífica bilogía Escuadrón de Brandon Sanderson me ha entrado el gusanillo por leer algo más de ciencia ficción, especialmente del espacio. Y tanto el título estrambótico como la sinopsis cargada de promesas hicieron que me decidiera por este libro.

La Tierra ha muerto. Los humanos más ricos y poderosos escaparon antes de el Colapso y se instalaron en Marte, mientras que los humanos más pobres que sobrevivieron al final se lanzaron al espacio en la Flota y a punto estuvieron de perecer. Afortunadamente, los humanos no son la única especie del universo y, tras la muerte de su planeta, descubrieron que existen muchas otras razas alienígenas y que la mayoría conviven en relativa paz gracias a la Confederación Galáctica (CG) que se encarga de garantizar la paz, proteger los intereses de las distintas razas e incluso mantener los aranceles de explotación y transporte. Las tres razas que fundaron la CG son los harmagianos, los aeluones y los aandrisks. Crearon una lengua común, el klip, para que todos los seres de la galaxia pudieran comunicarse entre sí; y se encargaron de exigir ciertos requisitos para todas aquellas razas que querían ser consideradas ciudadanos de la CG. Los humanos consiguieron hacerse su hueco en la CG pero son una de las razas consideradas inferiores, debido a su pobre tecnología y a su incapacidad innata para trabajar en equipo con otras especies.

La joven Rosemary Harper acaba de aceptar un empleo como asistente en La Peregrina, una nave tuneladora que se encarga de realizar agujeros de gusano en el espacio para recortar el tiempo que se tarda en viajar de un sitio a otro. Y aunque Rosemary esconde un secreto, pronto se dará cuenta de que La Peregrina está tripulada por un grupo de simpáticos y excéntricos sapientes, cada uno con sus propios enigmas que irá descubriendo a lo largo del viaje.

"Las personas pueden cometer actos terribles cuando se sienten a salvo y poderosas."

La Peregrina acaba de aceptar una oferta de trabajo de la Cámara de Transporte: deberán crear un nuevo túnel en Hedra Ka, un pequeño planeta ocupado por los toremi, una raza misteriosa obsesionada por los patrones del universo y especialmente violenta, que acaba de aliarse con la CG. Para poder construir ese túnel deberán realizar un viaje de un estándar hasta llegar a lo más profundo del Núcleo para comenzar a tunelar, y es en esa larga travesía donde Rosemary conocerá otros planetas y otras razas que pueblan la galaxia, cada una tan distinta a la raza humana que parece increíble que puedan convivir en paz. Y todo comienza en su propia nave donde el capitán Ashby Santoso, el algólogo Artis Corbin, la técnica mecánica Kizzy Shao y el técnico de componentes Jenks son humanos que conviven con otras especies en (casi)armonía: la piloto Sissix es una aandrisk, el cocinero y médico Doctor Chef es un grum, el navegante Ohan es un par sianat (no es él o ella, sino ellos) y la IA (inteligencia artificial) de la nave Lovey es considerada un tripulante más.

Tengo que confesar que me esperaba otra cosa. Esperaba la historia de una chica que se une a una tripulación y que vive mil aventuras en el espacio construyendo túneles. Hay muy poca aventura, apenas acción y sólo se construyen dos túneles en toda la novela. Así que si buscas un trepidante libro de ciencia ficción espacial, esta historia no es para ti. Si por el contrario buscas una tranquila narración con pensamientos profundos acerca de las distintas especies y la pura existencia, éste es tu libro. A mí me ha faltado acción, y aunque la primera parte me gustó mucho, después he sentido que la historia se estancada y no avanzaba y me ha costado terminarlo. De todos modos, las reflexiones sobre la humanidad (sobre todo las que leemos a través de los ojos de otras especies) y el daño que los individuos se hacen unos a los otros me han gustado mucho.

"El único motivo por el que los humanos dejaron de matarse los unos a los otros hasta los extremos a los que estabais acostumbrados, creo, es porque vuestro planeta murió antes de que pudierais terminar el trabajo."

Aunque inicialmente podamos pensar que Rosemary es la protagonista de esta novela, nada más lejos de la realidad. Se trata de una obra coral en la que todos los habitantes de La Peregrina cobran importancia y en ocasiones muchas de las tramas secundarias atraen más la atención que la trama principal (el secreto de Rosemary y el proyecto del túnel). Aunque esto hace que la atención se divida y que se pierda el argumento esencial, me ha gustado mucho descubrir la potente imaginación de la autora para crear nuevas especies. Me ha resultado fascinante que los aandrisk hembra sean más grandes y robustas que los machos y que ambos sean reptilianos, que los grum posean un sexo biológico transitorio ya que empiezan su vida siendo hembras, después cambian a machos y terminan su vida siendo neutros; y que los sianat estructuren su cultura en torno al neurovirus el Susurrante y que se consideren un par, dos personas en una, y por eso adopten el pronombre ellos.

Debido a todas estas diferencias en la novela nos encontramos con personajes neutros, con heterosexuales, con homosexuales, con endogámicos, con personajes que copulan sin lazos afectivos y con otros que se enamoran de individuos de otras especies.

El ritmo es muy lento y como ya he dicho carece prácticamente de acción, aunque eso permite que el lector disfrute pausadamente de la novela. Tampoco la ambientación juega un papel importante con descripciones más bien escasas, mientras que son las relaciones personales las que se convierten en el punto esencial de la historia. Las diferentes costumbres de cada especie, las guerras, las convenciones sociales, el racismo, la tec (tecnología) legal e ilegal, el funcionamiento de las naves... La autora recurre a todos estos temas para hacernos reflexionar acerca de la identidad, de uno mismo, la sexualidad, la política y las barreras socioculturales. No tenemos que imaginar otras razas para darnos cuenta de que estos problemas ya existen en la raza humana.

Me ha gustado que la autora quiera darnos una dosis de humildad, y una advertencia: podríamos acabar en la extinción y en la muerte del planeta como sigamos por el mismo camino y no cambiemos.

Con un toque costumbrista aunque dentro de una nave espacial, la historia evoluciona pausadamente hasta un final agridulce que no me ha terminado de convencer. Eliminaría el romanticismo de esta novela que ya tiene muchos frentes abiertos, aunque creo que es una de las cosas que más alaban algunas reseñas.

"Lo cierto es, Rosemary, que eres capaz de cualquier cosa. Buena o mala. Siempre lo has sido, y siempre lo serás. Con un empujón en el momento adecuado, también podrías hacer cosas horribles. La oscuridad existe en todos nosotros."

En conclusión, una novela de ciencia ficción más centrada en lo íntimo y en las relaciones personales protagonizadas por las distintas razas sapientes que habitan la galaxia. Insuficiente en aventura y en acción, pero sorprendente en reflexiones profundas.