lunes, 25 de junio de 2018

Reseña: Amy e Isabelle. Elizabeth Strout

amy e isabelle-elizabeth strout-9788476699812Título: Amy e Isabelle
Título original: Amy and Isabelle
Autor(a): Elizabeth Strout
Año: 1998
Género: Drama. Ficción. Erótica.

Puntuación: 2'5/5



SINOPSIS

Isabelle es una mujer viuda que vive en un pueblecito cerca de Boston con su única hija, Amy, de 16 años. La relación entre madre e hija es tensa y la comunicación, prácticamente inexistente. Cuando un nuevo profesor de matemáticas llega al pueblo, la vida de Amy da un giro radical: el profesor y la alumna empiezan una relación que despierta la sexualidad de Amy. Y, poco a poco, Amy descubre un mundo diferente, que no tiene nada que ver con el ambiente claustrofóbico que vive con su madre. Cuando Isabelle descubre que tiene una relación con el profesor, se siente humillada y traicionada, rompe con su hija y, a la vez, se sumerge en sus frustraciones y se arrepiente de no haber vivido su vida.

RESEÑA

No había leído nada de Elizabeth Strout, pero ha ganado el premio Pulitzer por Olive Kitteridge y pensé que no podía fallar. Sin embargo, o bien se cumple la premisa de que hay que desconfiar de las primeras novelas cuando el autor se hace famoso con la segunda o la tercera, o bien Elizabeth Strout no es para mí.

Isabelle Goodrow es una madre soltera que vive en un pequeño pueblo llamado Shirley Falls junto con su hija Amy, que se encuentra en plena adolescencia. Ambas viven con estrecheces en una antigua cochera transformada en una pequeña casa de dos habitaciones y trabajan (Amy sólo temporalmente en verano) en lo que parece ser la única industria del pueblo. Isabelle tiene a su jefe de amor platónico, un hombre soso y despistado que no se da cuenta de su amor, ni lo merece. Amy comienza una relación con su nuevo profesor de matemáticas, el señor Robertson, y comienza a desarrollar su sexualidad sin que su madre sospeche nada.


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Isabelle y Amy

Isabelle siempre se ha mantenido fría y distante ante el resto de habitantes del pueblo y ante sus compañeras de trabajo, a los que siempre ha dicho que era viuda. Isabelle ha guardado su mayor secreto para sí misma, del que se avergüenza, y eso le hace tener envidia de su hija Amy. A lo largo del verano, Isabelle se da cuenta que ha estado desperdiciando su vida y comienza a disfrutar de las pequeñas cosas, como su creciente relación de amistad con sus compañeras Fat Bev y Dottie, cada una con sus propios problemas.

"A veces, de verdad la irritaba pensar en los enormes sacrificios, realmente enormes, que había hecho por la niña, y por supuesto la enfurecía que Amy cerrara sus libros y se fuera de la cocina al verla llegar. ¿Era una bruja simplemente porque quería que su hija la saludara con cordialidad? ¿Era una especie de fiera porque aspiraba a un cordial «¿Hola, mamá, cómo te ha ido hoy?» de boca de una niña que le debía la vida?"

Amy es introvertida y no tiene muchos amigos, salvo su mejor amiga Stacy, la típica chica popular que no se parece nada a ella, que fuma, que bebe y que se queda accidentalmente embarazada ese verano. Amy se siente humillada por su estricta madre y oprimida por el trabajo en la fábrica durante el verano. Cuando comienza una extraña relación con el señor Robertson, se siente excitada y apasionada siempre que está con él, y no ve nada turbio o incorrecto en su relación.


"Después de la parte en que caminaban por el sendero, a veces cogidos de la mano, y después de la parte en que Mr. Robertson hablaba, se sentaban apoyados en una gran roca gris y él le besaba la cara, o a veces después de estudiar sus labios la besaba con fuerza directamente en la boca, y luego, más bien pronto, porque nunca llegaban a quitarse la ropa, se tendían en el suelo, él moviéndose encima de ella..."

Cuando accidentalmente, el jefe de Isabelle descubre el acercamiento sexual de Amy con el señor Robertson en su coche, todo se acaba. La reacción de Isabelle es doble: contra el hombre que cree que ha abusado de su hija y contra su propia hija que teme que acabará como ella misma. Por eso, en un arrebato de locura, toma las tijeras y acaba con el bien más preciado de Amy: su pelo. Por su parte, el señor Robertson desaparece del pueblo sin dar explicaciones, sin contestar a las llamadas suplicantes de Amy y sin saber qué pensaba él de la relación con su alumna.


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Amy y el profesor Robertson

A lo largo del verano, Isabelle aprende que los hijos no son una continuación de los padres ni están condenados a repetir sus mismos errores mientras Amy abrirá la puerta a la madurez y entenderá que su madre tiene razones en su pasado para comportarse como lo hace y que el señor Robertson nunca ha querido lo mismo que ella.


"La niña había crecido asustada. Y era un disparate, una incoherencia todo, pensó Isabelle, al mirar de nuevo a su hija, «Yo he vivido asustada de ti»."

Elizabeth Strout cuenta una historia muy real sobre una madre, una hija y toda una comunidad. Los personajes no son felices y todos viven en una rutina a lo largo de su vida, con el transcurso de las horas y los días, en un pequeño pueblo en el que se sabe todo. Se descubren los defectos y las malas acciones de la gente, a la vez que las reacciones más nobles y más humanas. A lo largo del libro, uno se siente identificado con muchos de los personajes, con su complicidad, su secretismo y sus anhelos.
La autora describe detalladamente la complejidad del alma de las mujeres, desvelando capa a capa los sentimientos de las protagonistas y de todos los personajes secundarios (sobre todo los femeninos). Lo que sí nos quedamos sin saber es qué pensaba el profesor de su relación con Amy, qué esperaba hacer y cómo se sentía.


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La fábrica y sus mujeres

Sin embargo, el ritmo de la novela no me ha gustado. Se entremezclan capítulos que relatan distintos momentos del tiempo con párrafos contados desde el punto de visto de distintos personajes sin especificar nunca quién es quién ni en qué momento nos encontramos, lo que me ha resultado muy confuso.

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