lunes, 18 de junio de 2018

Reseña: Patricia Brent, solterona. Herbert Jenkins.

Patricia Brent, SolteronaTítulo: Patricia Brent, Solterona
Título original: Patricia Brent, Spinster
Autor(a): Herbert Jenkins
Año: 1918
Género: Humor. Romántica.

Puntuación: 4'5/5



SINOPSIS

Nos encontramos en Londres durante la Primera Guerra Mundial. La joven Patricia Brent trabaja como secretaria de un político y se aloja en Galvin House, una casa de huéspedes en la que reside junto a una diversidad de singulares inquilinos con los que comparte cena cada noche. Un buen día la joven escucha una conversación entre dos chismosas de la pensión, en la que "lamentan" que no tenga pretendientes. Sintiéndose humillada, en un momento de ira la joven anuncia que ha recibido una invitación de su prometido para cenar al día siguiente en un restaurante. Nada extraño, si no fuera porque no existe tal prometido, ni espera tenerlo en un futuro cercano.

Pensando en la puesta en escena de su mentira, Patricia acude sola a la falsa cita en el restaurante. Sin embargo, se da cuenta de que se ha metido en un buen lío al comprobar que varios de los huéspedes la han seguido con el claro objetivo de espiarla.

RESEÑA

El título me atrajo y la sinopsis me fascinó. No suelo leer libros de humor y me apetecía dar un cambio de género, ¡y acerté de pleno!

Patricia Brent es una joven soltera de veinticuatro años cuya única familia es una tía solterona. Trabaja como secretaria de un político en ciernes y vive en una pensión, Galvin House, donde convive con un grupo de huéspedes de lo más variopinto. Aunque Patricia nunca se ha sentido atraída por las relaciones sentimentales y no piensa que le falta un hombre en su vida, se siente humillada cuando oye por casualidad hablar a dos cotillas de la pensión, que se compadecen de ella por no estar casada "a su edad" y ni siquiera tener pretendientes.

"Nadie viene a recogerla nunca para salir y jamás va a ninguna parte y, sin embargo, no tendrá más de veintisiete años, y realmente no es fea."

En un arrebato, Patricia deja caer durante la cena que el día siguiente se ausentará para cenar con su prometido, que es comandante del ejército y ha vuelto a la ciudad de permiso. Los demás huéspedes se revolucionan y le hacen todo tipo de preguntas. Y como una mentira solo puede llevar a otras, Patricia acaba diciéndoles que la esperará en el restaurante Quadrant, uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad.
El compromiso de Patricia es de lo que se habla toda la noche y todo el día siguiente, y para continuar con la farsa Patricia se arregla mucho y sale de la pensión a la hora prevista para la cena con su falso prometido.



Cuál es su sorpresa al descubrir que algunos de los huéspedes, incluidas las dos cotillas, la siguen hasta el restaurante con intención de espiarla durante su cena. Al verse acorralada, Patricia se sienta en la mesa de un joven que está cenando solo y le pide que le siga el juego. El hombre, divertido por la vergüenza de Patricia, accede gustoso a seguirle la corriente. Para deleite de Patricia, el hombre es el teniente coronel Peter Bowen, que se encuentra de permiso en Londres y que accidentalmente se convierte en cómplice de la mentira inventada por Patricia.


"Mientras se quitaba los guantes, su comensal mantuvo un breve diálogo en voz baja con el camarero. Patricia lo observó de reojo. ¡A saber lo que pensaría de ella! ¿Cómo la juzgaría? El corazón le latía con fuerza contra las costillas, como si fuera a explotar."

A partir de aquí la vida de Patricia de un giro tremendo. Peter Bowen comienza a cortejarla incansablemente, todos en la pensión están emocionados con su prometido y su tía Adelaide insiste en inmiscuirse por ser "la única pariente viva" que le queda. Patricia se debate entre estar absurdamente feliz y profundamente indignada porque Peter ansíe seguir con la farsa. Y por si fuera poco, la hermana de Peter, lady Tanagra (porque sí, además Peter es un lord) es absolutamente encantadora y la perfecta cuñada, y está decidida a velar por la felicidad de Patricia.



Esta novela es perfecta para pasar el rato y echarse unas risas. Ágil, divertida y sarcástica, se lee en un suspiro. Pero no es sólo una comedia de enredo, sino que aporta un punto de crítica a la sociedad de la época: una sociedad preocupada por el qué dirán, en la que la mujer tiene un papel secundario al lado del hombre y no es nadie si no está casada. Patricia es una joven sin pelos en la lengua y con una mente muy afilada que reflejará el punto de vista de Herbert Jenkins de la sociedad inglesa.

La historia transcurre de forma previsible tras los primeros capítulos, pero no importa, porque resulta un camino entretenido a través de las páginas hasta llegar al final. Patricia y todo el elenco de personajes de la pensión Galvin están perfectamente construidos y resultan muy divertidos a la par que insufribles. Los comentarios maliciosos de la señorita Wangle, el sarcasmo del señor Bolton, la inocencia de la señora Hamilton y el atontamiento de Gustave me han sacado más de una carcajada. El que me ha dado un poco de pena es Peter Bowen, que se ve envuelto sin quererlo en la farsa de Patricia e intenta llegar hasta el final de la mentira a pesar de la oposición de ella.


"- El respeto por una misma bien merece la pena cualquier sacrificio - contestó Patricia.
- Excepto cuando se está enamorada, y se siente orgullo al pisotearlo con los pies."

Este libro fue publicado originalmente en 1918 en Londres y ha sido traducido recientemente por la editorial dÉpoca dentro de su colección Tesoros de Época con unas ilustraciones preciosas por Iván Cuervo. Es una auténtica joya literaria que me ha fascinado por el romance inocente dentro de una trama intrigante. Absolutamente maravilloso.


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