La muerte de alguien que no conocemos se vive de manera diferente a la de un familiar o amigo, pero en todo duelo hay un elemento común: la necesidad de rendir tributo a quien ya no está. Por ellos, y por nosotros, sigamos recordándolos.
Hace tiempo que devoro todo lo que escribe la increíble Carmen Pacheco. Estoy suscrita a su newsletter Flecha, así como a su edición más veraniega La Ola. Y como también la sigo en Instagram, de vez en cuando me entero de alguno de los textos que escribes en otras fuentes, como esta maravilla de reflexión que nos regaló en Mayo en su columna de Vanity Fair.
En este artículo, Carmen medita sobre los sentimientos que afloran en nosotros al conocer las historias de completos desconocidos; algo que, en plena pandemia, hemos vivido diariamente. ¿Por qué nos sentimos así? ¿Por qué llorar por un desconocido y no por otro? Esta empatía que sentimos por los demás, aunque no los conozcamos, es lo que nos hace más humanos. Nos hace reflejarnos en las vidas de otras personas, nos hace valorar lo que tenemos porque, al igual que esas personas de las que leemos y a las que vemos en televisión, podría pasarnos a nosotros.
Carmen es capaz de hacerme reflexionar con cada palabra que escribe, aunque a primera vista parezca banal. ¿A vosotros os pasa lo mismo?
¡Nos leemos!
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