Autor(a): Douglas Preston y Lincoln Child.
Año: 2003
Año: 2003
Género: Policiaco. Thriller.
Puntuación: 5/5
SINOPSIS
Medicine Creek es un pueblo perdido de Kansas, un pueblo tranquilo donde todo el mundo se conoce y donde nunca ocurre nada... Hasta que se produce un asesinato. En medio de un campo de maíz se descubre el cadáver mutilado de una mujer rodeado por un círculo de flechas indias, cada una con un cuervo atravesado en su punta. Y esto es solo el principio. El asesino está entre los habitantes de Medicine Creek y nadie volverá a dormir tranquilo.
Justo en ese momento llega al pueblo el enigmático inspector Pendergast. Nadie sabe quién le ha avisado, pero todos están seguros que es el único capaz de descifrar el misterio de los espeluznantes asesinatos. Un misterio que llevará al inspector hasta el oscuro y tortuoso pasado del "apacible" pueblo.
Justo en ese momento llega al pueblo el enigmático inspector Pendergast. Nadie sabe quién le ha avisado, pero todos están seguros que es el único capaz de descifrar el misterio de los espeluznantes asesinatos. Un misterio que llevará al inspector hasta el oscuro y tortuoso pasado del "apacible" pueblo.
Como ya sabéis, uno de mis géneros preferidos es el policíaco y sin duda mi detective favorito de todo los tiempos es el inigualable Aloysious Pendergast. El tercer libro de la saga, Los Asesinatos de Manhattan, y el primero es que de verdad conocemos el trasfondo de la vida de Pendergast, es mi libro favorito de los 19 que se han publicado hasta ahora. Pero este cuarto libro siempre ha sido especial para mí, siendo con el que mostré a mi querido V la magia de Pendergast y lo enganché a una de mis sagas predilectas.
En un pequeño pueblo en el Kansas profundo, en Medicine Creek, nunca ocurre nada. Hasta un tórrido verano cuando se descubre un cadáver en medio de un campo de maíz dispuesto de forma muy especial. El asesino había abierto un claro en el maizal con los tallos rotos pulcramente apilados en los bordes, había dispuesto un círculo perfecto de estacas clavadas en el suelo con otro círculo en su interior formado por cuervos empalados en flechas indias y había colocado en el centro el cadáver de una mujer a la que le faltaban los labios, la nariz y las orejas. El sheriff Dent Hazen es el encargado del primer asesinato ocurrido en Medicine Creek desde que tiene memoria y junto con su ayudante Tad Franklin intentan hacerse cargo de la investigación policial. Identifican a la víctima, Sheila Swegg, que era una buscadora de reliquias que estaba desenterrando alguno de los yacimientos de los túmulos indios.
La aparición repentina del agente especial Aloysious Pendergast del FBI en el pueblo constituye toda una sorpresa. Pendergast refiere que tiene predilección por los asesinatos "interesantes" y que ha acudido al pueblo a título personal. Se aloja en la única casa de huéspedes del pueblo, la de la señorita Winifred Kraus, una viuda entrometida cuyo único cometido es encargarse del negocio familiar, las Cuevas Kraus. Como Pendergast ha ido al pueblo sin coche, decide contratar a la joven rebelde Corrie Swanson para que ejerza de chófer y le cuente los entresijos de la vida en Medicine Creek mientras realiza su investigación. Corrie Swanson es una joven inadaptada pero muy inteligente que vive con su madre en el campo de caravanas y que está deseando largarse del pueblo cuando termine el año de instituto. Muy a su pesar, se descubre fascinada por el agente Pendergast y disfruta ayudándolo en su investigación.
Douglas Preston y Lincoln Child lo vuelven a hacer. Me resulta que increíble que dos autores puedan unirse y escribir una novela conjunta de tanta calidad y eso sin tener en cuenta que además es una novela policíaca, a mi parecer mucho más difícil de escribir entre dos manteniendo el suspense a lo largo de todo el libro. En esta ocasión, trasladan la ambientación de una gran ciudad como Nueva York a un pueblecito rural en medio de la nada en el centro de los Estados Unidos. Me encanta el ambiente de pequeño pueblo de toda la vida, donde todos los habitantes se conocen y donde guardar los trapos sucios resulta una hazaña. La visión de la decadencia del pueblo, en fase de abandono y de huida a ciudades más grandes, y la vida diaria de los habitantes, con sus intereses y sus dramas personales, te introduce en la historia de una manera tranquila y lenta.
En este cuarto libro nos alejamos un poco de los personajes de las anteriores entregas y he de confesar que he echado de menos al detective Vincent D'Agosta, al periodista Bill Smithback o a la arqueóloga Nora Kelly. Sin embargo, Pendergast se mantiene como el protagonista indiscutible con mucho más diálogo y acción que en los libros anteriores, acercándonos un poco más a su meticuloso método de investigación y a su extraordinaria inteligencia y su manera de identificar y relacionar todas las pistas hasta descubrir al inverosímil asesino. El resto de personajes secundarios, incluyendo a todos los habitantes del pueblo, dan un contrapunto más humano al carácter excéntrico de Pendergast. La que más me ha gustado es la gótica Corrie Swanson, sometida a la difícil situación familiar que le ha tocado, pero no por ello reprimida, sino que se muestra independiente y confiada en sus capacidades para sacar lo mejor y largarse a buscar una vida mejor.
Preston y Child consiguen una trama vibrante y mantienen la tensión repartida entre los estrambóticos asesinatos, la maldición de los guerreros indios, la rivalidad entre los pueblos y la impenetrable identidad del asesino. Como siempre me pasa en los libros de Pendergast, es imposible averiguar con antelación quién es el asesino y aunque la pelota de la culpabilidad pasa de mano en mano entre los habitantes del pueblo finalmente recae sobre un personaje del que ni siquiera éramos conscientes. El final en una carrera a contrarreloj me sorprendió gratamente y no me permití soltar el libro ni el aliento hasta llegar al último capítulo. De nuevo Pendergast deja todas las piezas en su lugar, resolviendo todas las dudas que surgieron a lo largo del libro.
En un pequeño pueblo en el Kansas profundo, en Medicine Creek, nunca ocurre nada. Hasta un tórrido verano cuando se descubre un cadáver en medio de un campo de maíz dispuesto de forma muy especial. El asesino había abierto un claro en el maizal con los tallos rotos pulcramente apilados en los bordes, había dispuesto un círculo perfecto de estacas clavadas en el suelo con otro círculo en su interior formado por cuervos empalados en flechas indias y había colocado en el centro el cadáver de una mujer a la que le faltaban los labios, la nariz y las orejas. El sheriff Dent Hazen es el encargado del primer asesinato ocurrido en Medicine Creek desde que tiene memoria y junto con su ayudante Tad Franklin intentan hacerse cargo de la investigación policial. Identifican a la víctima, Sheila Swegg, que era una buscadora de reliquias que estaba desenterrando alguno de los yacimientos de los túmulos indios.
La aparición repentina del agente especial Aloysious Pendergast del FBI en el pueblo constituye toda una sorpresa. Pendergast refiere que tiene predilección por los asesinatos "interesantes" y que ha acudido al pueblo a título personal. Se aloja en la única casa de huéspedes del pueblo, la de la señorita Winifred Kraus, una viuda entrometida cuyo único cometido es encargarse del negocio familiar, las Cuevas Kraus. Como Pendergast ha ido al pueblo sin coche, decide contratar a la joven rebelde Corrie Swanson para que ejerza de chófer y le cuente los entresijos de la vida en Medicine Creek mientras realiza su investigación. Corrie Swanson es una joven inadaptada pero muy inteligente que vive con su madre en el campo de caravanas y que está deseando largarse del pueblo cuando termine el año de instituto. Muy a su pesar, se descubre fascinada por el agente Pendergast y disfruta ayudándolo en su investigación.
"La experiencia me ha enseñado, señorita Swanson, que todo está relacionado. Mi obligación es conocer a fondo este pueblo, sin olvidar nada ni a nadie. En este drama, Medicine Creek no es un personaje cualquiera, sino el protagonista; y aquí, ante nuestros ojos, tenemos una empresa (concretamente un matadero) de la que depende la economía de todo el pueblo."
Mientras tanto un representante de la Universidad Estatal de Kansas realiza una investigación en Medicine Creek y en el pueblo vecino de Deeper para plantar un maizal transgénico, lo que repercutiría favorablemente a nivel económico en el pueblo. El director de la planta de pavo Gro-Bain, Art Ridder, y muchos otros habitantes del pueblo presionan al sheriff Dent Hazen para encontrar lo más rápidamente al asesino. El reportero del periódico del pueblo, el Cry County Courier, Smit Ludwig, también recibe presión por la publicación de los artículos relatando el asesinato y sacando a relucir la antigua maldición de los Cuarenta y Cinco y los guerreros fantasmas. La maldición contaba la historia de una patrulla de sinvergüenzas de la región apodada los Cuarenta y Cinco que se formó para expulsar a los indios hacia el oeste y ocupar sus tierras, pero que terminó masacrando a las mujeres y niños de varios poblados indios. Los guerreros cheyenes se tomaron su venganza y mataron a cuarenta y cuatro del grupo de los Cuarenta y Cinco, desapareciendo después de la matanza. Por si fuera poco, aparece un perro muerto y un nuevo cadáver, convirtiendo al asesino en lo que ya sospechaba Pendergast, un asesino en serie.
Douglas Preston y Lincoln Child lo vuelven a hacer. Me resulta que increíble que dos autores puedan unirse y escribir una novela conjunta de tanta calidad y eso sin tener en cuenta que además es una novela policíaca, a mi parecer mucho más difícil de escribir entre dos manteniendo el suspense a lo largo de todo el libro. En esta ocasión, trasladan la ambientación de una gran ciudad como Nueva York a un pueblecito rural en medio de la nada en el centro de los Estados Unidos. Me encanta el ambiente de pequeño pueblo de toda la vida, donde todos los habitantes se conocen y donde guardar los trapos sucios resulta una hazaña. La visión de la decadencia del pueblo, en fase de abandono y de huida a ciudades más grandes, y la vida diaria de los habitantes, con sus intereses y sus dramas personales, te introduce en la historia de una manera tranquila y lenta.
"Hay quien dice que el fantasma de Beaumont sigue rondando por los túmulos, buscando las botas, y hay quien cuenta cosas todavía peores, que, si no le importa, prefiero no repetir con mujeres delante. Yo lo único que puedo asegurar es que, justo antes de morir, Beaumont echó una maldición eterna sobre la tierra donde estaba."
En este cuarto libro nos alejamos un poco de los personajes de las anteriores entregas y he de confesar que he echado de menos al detective Vincent D'Agosta, al periodista Bill Smithback o a la arqueóloga Nora Kelly. Sin embargo, Pendergast se mantiene como el protagonista indiscutible con mucho más diálogo y acción que en los libros anteriores, acercándonos un poco más a su meticuloso método de investigación y a su extraordinaria inteligencia y su manera de identificar y relacionar todas las pistas hasta descubrir al inverosímil asesino. El resto de personajes secundarios, incluyendo a todos los habitantes del pueblo, dan un contrapunto más humano al carácter excéntrico de Pendergast. La que más me ha gustado es la gótica Corrie Swanson, sometida a la difícil situación familiar que le ha tocado, pero no por ello reprimida, sino que se muestra independiente y confiada en sus capacidades para sacar lo mejor y largarse a buscar una vida mejor.
Pendergast me hace pensar en Paul Bettany |
Preston y Child consiguen una trama vibrante y mantienen la tensión repartida entre los estrambóticos asesinatos, la maldición de los guerreros indios, la rivalidad entre los pueblos y la impenetrable identidad del asesino. Como siempre me pasa en los libros de Pendergast, es imposible averiguar con antelación quién es el asesino y aunque la pelota de la culpabilidad pasa de mano en mano entre los habitantes del pueblo finalmente recae sobre un personaje del que ni siquiera éramos conscientes. El final en una carrera a contrarreloj me sorprendió gratamente y no me permití soltar el libro ni el aliento hasta llegar al último capítulo. De nuevo Pendergast deja todas las piezas en su lugar, resolviendo todas las dudas que surgieron a lo largo del libro.
"Los guerreros que habían sobrevivido a la incursión se habían sacrificado junto a sus caballos en la oscuridad de aquella cueva, decididos a morir dignamente en su propia tierra. Los hombres blancos no los llevarían a ninguna reserva. Tampoco se les forzaría a firmar ningún tratado, ni a subir a ningún tren, ni a mandar a sus hijos a colegios lejanos donde los azotaran por hablar su propio idioma, y los despojaran de su dignidad y cultura.
Ellos, los Guerreros Fantasmas, habían presenciado la inexorable invasión de sus tierras por los hombres blancos, y conocían el futuro que les esperaba."
Ellos, los Guerreros Fantasmas, habían presenciado la inexorable invasión de sus tierras por los hombres blancos, y conocían el futuro que les esperaba."
En conclusión, un thriller trepidante con un insólito asesino en serie y una investigación de lo más emocionante de la mano del siempre increíble detective Pendergast. Muy recomendable.
¡Hola!
ResponderEliminarPues los thriller no son mi género favorito,así que dudo que lo lea por ahora, pero parte de la ambientación me parece interesante. ¡Me quedo por aquí!
ExcentriKs- Blog literario
¡Saludos!
Si alguna vez te atreves con un thriller te lo recomiendo muchísimo :)
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